Como si se tratase de los antiguos colonos, que recorren el océano en exóticas construcciones navales, existen hoy organismos que se adhieren y forman colonias en las superficies de los residuos plásticos que navegan a la deriva de las corrientes marinas. A estos viajeros se les conoce científicamente como epibiontes y son organismos que viven sobre otros seres vivos o sobre objetos artificiales, especialmente en entornos acuáticos, para conformarse como pequeños ecosistemas móviles unicelulares.
La existencia de epibiontes no es nueva; de hecho, es normal encontrarlos sobre superficies que estén sumergidas en el agua, tal como ocurre con los buques, restos de naufragios, la piel de las ballenas y caparazones de tortugas marinas, actuando como parásitos.
De hecho, investigadores del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México indicaron en un artículo académico de 2006 que "cuando la densidad es elevada provocan daños físicos a las hembras jóvenes" haciendo referencia a la presencia de epibiontes en tortugas Golfinas. "Además, cuando se instalan alrededor de los ojos, la visibilidad de los testudines se ve afectada haciéndolos más susceptibles a depredadores" citaba la investigación.

Epibiontes adheridos a una piedra en la playa Juanchaco, Bahía Málaga. Fotografía: Linda Lucía Ballestas Torres, @lindaluciabt
Epibiontes en un colchón ubicado en la Playa La Barra, Bahía Málaga. Fotografías: Linda Lucía Ballestas Torres, @lindaluciabt
Para los científicos, estos organismos colonizadores son una fuente de información valiosa para conocer los lugares donde una determinada especie animal ha habitado: datos acerca de las profundidades a las que vive, las mudas que ha tenido, su estado de salud e incluso cuándo empezó su migración.
Según información publicada por el Smithsonian Environmental Research Center, centro de investigación estadounidense de ecosistemas costeros alrededor del mundo, se indica que "aunque los epibiontes han existido durante mucho tiempo en estos hábitats naturales, todos estos hábitats eran temporales (se descompondrían o morirían). Sin embargo, con la invención de los plásticos y otros materiales creados por el hombre, ahora hay hábitats artificiales para los epibiontes que pueden persistir durante largos períodos de tiempo en la superficie del mar" lo que indica que estos organismos ahora pueden viajar más lejos y durante amplios periodos de tiempo gracias a las características de duración y flotabilidad de los residuos plásticos.
“Podrían ingresar a las costas y alterar los ecosistemas. Estamos evaluando si podemos identificar que existan especies invasoras que no pertenezcan a estos lugares”, dice Martin Thiel, director del grupo de investigación Científicos de la Basura y líder del programa Viajeros del Océano de la Universidad Católica del Norte en Chile.
Epibiontes encontrados por Plástico Precioso Uramba durante sus muestreos científicos. Fotografías: Plástico Precioso Uramba.
Según la Fundación MARVIVA cada año, se vierten entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico a los mares, lo que significa que estos organismos tienen constantemente una mayor cantidad de elementos a los cuales adherirse.
“Esta información nos permitirá saber cuánta basura de las playas ha sido movida a través de las corrientes marinas, qué organismos se transportan a través de la basura y en qué tipo de materiales los organismos permanecen con mayor frecuencia”, dice Valeska Guevara Torrejón, bióloga marina y coordinadora general de la Red Internacional Científicos de la Basura durante una de las capacitaciones del muestreo.
En enero de 2023, Plástico Precioso Uramba participó de esta recolección de datos convocada por Viajeros del Océano, con información proveniente de las playas La Barra, Ladrilleros y Juanchaco, utilizando la metodología brindada por los Científicos de la Basura, para así poder identificar con claridad el comportamiento de estos organismos en el plástico y su presencia en las regiones.
Hasta la fecha, esta red científica ha logrado muestrear 470 playas con voluntarios internacionales y los datos obtenidos hasta diciembre de 2022 todavía siguen en proceso de validación para poder otorgar una radiografía real sobre el tema. "Este es un muestreo científico, no es una limpieza de playas. Esta diferenciación es muy importante porque las limpiezas de playas generalmente no tienen como objetivo generar ciencia, el nuestro sí lo es, por eso lo más valioso es seguir el mismo protocolo en todos los lugares de estudio" aclara el profesor Thiel, al manifestar que este punto es fundamental porque en este proyecto intervienen científicos ciudadanos de diferentes partes del mundo.
Los tóxicos que desprende el plástico que viaja por el mar
Durante la jornada de muestreo, se pudieron identificar pequeñas esferas de color transparente que se incrustaban al interior de algunos desechos. Dichas esferas son conocidas como pellets, nurdles o “lágrimas de sirena” que son cápsulas de plástico menores a 5 milímetros usados como material base para producir industrialmente otros elementos de plástico como el nylon, botellas, bolsas, entre otros productos.
Estos microplásticos llegan al mar y a las costas por accidentes que ocurren durante el cargue de mercancía en barcos o su tránsito por el mar; incluso algunos de ellos son vertidos por industrias productoras de plásticos a los ríos y fuentes de agua que luego llegan al mar.
Pellets encontrados dentro de una suela plástica durante el muestreo de Viajeros del Océano enero 2023 en la Playa La Barra. Fotografías: Johann Cuta Jiménez, @johann.cuta
Según un estudio publicado en 2021 por la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes y la red internacional de voluntarios que monitorean diferentes contaminantes orgánicos persistentes (COP) en el mar llamada International Pellet Watch, indican que los pellets plásticos pueden transportar múltiples sustancias químicas diferentes, tanto aquellas que se agregan intencionalmente a los plásticos durante su producción, como los contaminantes que se les van adhiriendo a los plásticos en el medio ambiente.
En la producción de los plásticos se utilizan más de 10,000 sustancias químicas. (Wiesinger et al., 2021). Según la red IPEN, estas sustancias se liberan a lo largo de la vida útil del plástico.
El estudio tomó muestras de este tipo de microplástico en 23 países que luego de ser analizados concluyeron que los pellets de plástico, producidos por las industrias, se encuentran presentes en las playas de todo el mundo y contienen sustancias químicas tóxicas como bifenilos policlorados (PCB) y benzotriazoles, estabilizadores de rayos ultravioleta (BTA), que según el informe pueden ser perjudiciales para la salud humana y de los ecosistemas, pero ¿qué traducen estos compuestos? y ¿por qué son riesgosos para la salud?
Le preguntamos a Liseth Mallarino, ingeniera química quien ha estudiado la toxicidad de los residuos plásticos en zonas costeras de Colombia y nos contó que los nurdles son básicamente una mezcla concentrada de diferentes químicos “los bifenilos son una mezcla que pueden contener más de 200 compuestos clorados en ellos. Todo compuesto clorado es nocivo para la salud humana y para las especies marinas. Lo mismo ocurre con los benzotriazoles que son compuestos que se pegan a la superficie rugosa de estos pellets”.
Estas lágrimas de sirena se han vertido a los mares de todo el mundo desde hace al menos 50 años dejando un rastro, hasta hoy, imposible de localizar y por ende, también se desconocen los tipos de compuestos químicos que puedan estar presentes en cada uno de ellos. “El problema con los pellets es que son un vehículo de transporte de sustancias químicas, en ellos se pegan productos oleosos, metales pesados, también antibióticos; entonces a medida que se degradan al contacto con el sol y el agua van soltando sus propios aditivos, pero también van capturando los químicos que encuentren en el mar”, dice Mallarino.
En promedio, cada uno de estos nurdles estará navegando por los mares al menos 150 años, en los cuales atrapará distintos químicos presentes en el océano para luego repartirlos durante largas distancias siendo altamente tóxico para las especies. Este riesgo de mortalidad de estas perlas transparentes fue puesto a prueba por el grupo de investigación de Mallarino en Caenorhabditis elegans, una especie de gusanos que poseen una configuración de genes similar a la de los humanos y que permitió identificar que causaban mortalidad en estos organismos.
Conoce más de los pellets de plástico con este video de la organización Fauna & Flora, fundación para conservación de la vida silvestre: